Dicen que Chihuahua es el estado más peligroso de la República y tienen razón, pero yo solo encontré motivos para volver allí.
Dicen que el narco está muy duro en esta zona y tienen razón, a diario muere gente relacionada o desgraciadamente que estuvo en el lugar menos adecuado, pero yo solo encontré a gente maravillosa.
Y dicen que algunas partes de las Sierra Tarahumara son más profundas que el Cañón del Colorado y tienen razón.
Ayer escribí una larga entrada sobre mi viaje a Chihuahua, al cabo de las horas de publicarla me he dado cuenta que por mucho que yo describa no sería capaz de transmitir tanta belleza y tanta miseria, tanta bondad y tanta pobreza. Creo que se podría considerar un territorio excesivo y no hay que saturar a los lectores. No he hecho un resumen, me he marcado esta entrada nueva para deleite fugaz del lector.
A dream came true (nótese la cercanía con los EEUU)
Este viaje ha sido el cumplimiento de un sueño que tenía desde hacía 15 años, hacer la ruta Chihuahua-Pacífico en el Chepe . Lo pude hacer realidad gracias a la maravillosa gestión de Molcajete Travel. Muchos de vosotros ya conocéis su sistema de trabajo, se decide a donde ir, se compra el boleto aéreo para salir ese mismo día y el resto del camino te vas encomendando a todos los santos para encontrar hotel, tren, comida y demás cositas imprescindibles, pero nunca falla. Bueno, casi nunca, aún recuerdo el desembarco en Mikonos en el año 2005.
El viaje realmente fue a la Sierra Tarahumara, que no es ni más ni menos que un pedazo de la Sierra Madre Occidental, la cadena montañosa que nace en Canadá, atraviesa EEUU y termina al Sur de México. Son kilómetros y kilómetros de cumbre altísimas, bosques de coníferas, cascadas de agua y lo mejor de todo, es la casa de los tarahumaras o raramuris, los habitantes originarios de estas escarpadas colinas y de sus profundas e inaccesibles barrancas.
En este viaje entendí el significado de la palabra barranca; comprendí que la hora es una medida de distancia en el sistema métrico decimal de los "hombres que caminan ligeros"; descubrí como una trochita que apenas se ve puede ser la M-30 de la sierra y me sorprendí al comprobar que Toño, un niño de 10 años, nunca había ido al pueblo de al lado que tan solo está a 30 kilómetros.
La Tarahumara también nos ha hecho sentirnos como el cowboy de Marlboro a lomos de la Jaca Paca; nos ha enseñado que los llamados por Mausy perro-flautas están en todas partes, tiñendo de globalización un entorno tan auténtico como este y sobre todo nos ha enseñado el compromiso con la gente en el ejemplo de las Siervas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Pobres, o el de los propietarios del Oso, también en Cerocahui.
Uno tan solo se siente incómodo cuando te miran con sus profundos ojos negros. No es como te miran, sino lo que realmente ves tú en sus ojos. Lo que realmente ves es lo absurdo de tus preocupaciones, neuras y hasta de la vida que llevas. En la sierra, comer es el principal problema pero no el único, la salud y la educación, son tan precarias como necesarias para salir de esta pobreza. Si además eres mujer e indígena los problemas con los que te puedes topar se tiñen de un matiz de abuso y violencia.
Consejos viajeros
Abandonando la parte más Sinprin de esta entrada, me adentro en el mundo de los consejos para viajeros. Son muy básicos y fáciles de recordar: hay que ir en verano para ver al sierra verde, no hay que olvidarse el Aután y hay que llevar un buen fajo de billetes, no esperemos ver un cajero que no sea el de Creel.
Si lo que buscan son datos sobre qué no perderse, ahí van: la Barranca de Urique y su vista desde el Cerro del Gallego; la Barranca de Candameña; la tortas de lomo de Verónica; los consejos de Javier, el boletero de la estación de Creel; la vida en la Tarahumara a través de los ojos de Diego; la amabilidad de los taxistas de Los Mochis y en esta misma ciudad, en un restaurante japonés Sushi Arao, no hay que dejar de pedir el yakimeshi de camarón más delicioso de mi mundo conocido.
Volveré pronto porque me queda ir a Batopilas andando desde Cerocahui o visitar los campos de Menonitas en Ciudad Cuauhtémoc. Es que hay de todo en Chihuahua.
PD. A la pregunta si vi muchos perros de raza chihuahua, tengo que contestar que sí.
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