jueves, 10 de septiembre de 2009

El predicador secuestrador

Hoy tocaba hablar de impuestos en México pero la actualidad manda, así es que vamos a por el "secuestro divino".

A primera hora de esta tarde, un avión de Aeroméxico que venía de Cancún fue secuestrado. Al principio se decía que estuvo perpetrado por 7 u 8 personas de nacionalidad boliviana con chalecos con explosivos adosados a sus cuerpos. En el avión venían 108 personas que no sufrieron ningún daño, pero en la incertidumbre de los primeros momentos, la cosa pintaba de cuadritos. Esta vez la realidad fue amable y de todas las primeras informaciones, acertaron con la nacionalidad del único secuestrador, era boliviano.

A estas horas, son cerca de las 6 de la tarde en Ciudad de México, las autoridades mexicanas en voz de su Secretario de Seguridad Pública, Gerardo García Luna, presentaron los datos objetivos que se tenían y el motivo del secuestro: una revelación divina.

Tras la breve explicación de la autoridad, el susodicho, José Marc Flores Pereyra, agarró el micrófono para confirmar su biografía: pastor de una iglesia evangélica, ex levantador de vidrio con antecedentes carcelarios y alguna tentativa de suicidio a sus costillas, y artificiero de éxito ya que con "tres latas de Jumex, que llené de tierra y las puse unas lucecitas para que prendieran" adosados a su cuerpo puso en jaque a todo un país. Aprovechó para difundir su mensaje, que no era otro que el advenimiento de un gran terremoto en esta ciudad y todo esto lo ha hecho pese a ser consciente de que sacrificaba su libertad.

En fin, me he tragado en directo la prédica evangélica sobre el fin del mundo, el amor por este país, como "estamos viviendo lo último de lo último", la información de que "México saldrá el último elemento de las naciones" y demás.

Pero la enseñanza de todo esto, es que los detectores del Aeropuerto de Cancún fueron sumamente efectivos puesto que no detectaron las latitas de Jumex con tierra y lo segundo, es concluir que el darle voz a este delincuente es para evitar la habitual falta de desconfianza que tiene la población en las versiones que facilita las instituciones ante determinados hechos. O lo que viene siendo lo mismo, "otra teoría de la conspiración" y es que soy tan mal pensada ya como los propios mexicanos.

Al parecer todo esto viene a cuenta por la fecha del día de hoy: 9 del 9 del 9, lo que para el predicador-secuestrador viene a ser el 666 cabeza abajo.


Aparecen testimonios de esta estrella de la prédica en internet pero me niego a darle más bombo.
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