domingo, 16 de noviembre de 2014

Hoy me sentía Íñigo Montoya

Esta mañana me he levantado, he ido al cuarto de baño y mientras levantaba la vista hacia el espejo me vi como Íñigo Montoya. La culpa, el maldito corte de pelo que me hicieron hace una semana y el efecto almohada y ahí te va, otro espadachín de película de aventuras por el mundo.
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miércoles, 27 de agosto de 2014

Hoy me tomé un "tintico" bien cargado

Acabo de levantarme del sofá, el clima no favorece la incorporación pero he terminado de leer el libro que dio el premio Alfaguara 2011 a Juan Gabriel Vásquez, "El ruido de las cosas al caer" y he tenido el impulso de escribir esta entrada.
¿Por qué he vencido los treinta y pico grados de mi "departamento" que dirían en Bogotá? Pues porque esta mañana revisando la prensa me he desayunado un mísero té, un quesito blanco y la escalofriante noticia sobre un tipo apodado Popeye, jefe de los sicarios de Pablo Escobar, que ha salido de la cárcel en libertad condicional tras 23 años de prisión y pagar unos 4.500 euros de fianza.
Me temo que lo vergonzoso es que este ser humano, que no persona, reconoce haber matado a 300 personas y haber ordenado otros 3000 asesinatos y ha exigido a la Defensoría del Pueblo de Colombia que vele por su vida. No me da risa porque la cosa no es para reír pero miedo si me da, la verdad. Y Andrés Pastrana que se pira de Colombia porque su seguridad está comprometida.

Y todo esto qué tiene que ver con mi última lectura, pues que es una fantástica historia que recoge de fondo el miedo, la sensación de inseguridad y las desgracias que los colombianos han padecido gracias a tipos como este desde los años 70. He descubierto cosas de la historia de Colombia que desconocía y me han hecho recordar, de nuevo, al miembro colombiano del G-7.

Es un libro de fácil acceso, está en una gran cantidad de bibliotecas públicas y por supuesto que estará a la venta, no hay excusa.


Quiero pensar que solo fue una coincidencia pero cada vez tengo más claro que las coincidencias no acaban de existir, no al menos en mi vida.



domingo, 27 de julio de 2014

Semáforo es femenino


Desde hace ya un par de décadas se incluyó la perspectiva de género en todos los ámbitos, especialmente en la investigación y el estudio y por supuesto, en la administración pública. En estos días veraniegos asistimos a la parálisis en la elección de los próximos comisarios de la Unión Europea (UE) por este tema.

En la UE se resisten pero no así en el mobiliario público, la revolución del género llegó a los semáforos y eso me hace sentirme un poquito menos discriminada, ¡me troncho!
En cuestiones de género tengo una posición bastante clara sobre el tema pero no viene a cuento, solo hay una cosa que me enerva y es el tema del lenguaje. Tener que escuchar el cambio constante de género de los sustantivos o poner la arroba en los escritos me hace perder la concentración en la lectura y en la comprensión de un discurso. Soy de la opinión de que el lenguaje no discrimina per se, somos los hablantes los que discriminamos, pero habrá quien lo rebata y está en su derecho.

Y cómo estamos de los más contestatarios últimamente, pues esta imagen femenizada de los semáforos no tiene porque haber sentado bien a todos. Supongo que el sector de la peluquería está en pie de guerra, la muñequita luce una cola de caballo, o el de los diseñadores por la falda de capa y yo, simplemente quiero que me den unos segundos más, me cuesta cruzar los dos carriles y las vías del tranvía, no quiero imaginar a un abuelito o alguien con dificultades para caminar.




jueves, 17 de julio de 2014

La pista de atletismo más cara de España

Cada vez que cruzo las vías del tranvía pienso lo mismo, que pedazo de pista de atletismo se ha marcado el antiguo consistorio del Santo Reino.
Tranvía lo que se dice tranvía no circula pero aún sin circular tiene su entrada en wikipedia y su propia página web aunque no se actualiza desde el año 2011.

He de confesar que el 4 de agosto de 2012 yo lo vi circular, llevaba un letrero en un costado que ponía "en pruebas" y creo que ese fue el primer día y el último que lo veré.

Pero cada vez que lo cruzo y suele ser bastante a menudo, me conmuevo porque recuerdo mi antigua operación de menisco. Una lesión que no me deja disfrutar del principal uso que se le da a estas magníficas instalaciones que han costado cerca de 75 millones de euros. No puedo sentirme a lo Forrest Gump sobre ese tartán de césped artificial que alfombra los casi cuatro kms de recorrido.
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domingo, 6 de julio de 2014

Milhojas orgullosas


Horno de San Onofre
He vuelto a Madrid, me gusta volver por el día del Orgullo. Este año bajo el lema "Nos manifestamos por aquellos que no pueden" se montó un fiestón por el centro de la ciudad. El momento más reivindicativo fue la manifestación que recorrió parte de la ciudad y que por supuesto me perdí, las multitudes no van conmigo.

Eso sí, estuve paseando por el centro a la hora de la siesta. Una hora que lejos de vaciar Chueca, llenó sus placitas, terrazas y calles peatonales de gente, banderas multicolores, testosterona a tutiplen, tríceps marcados y unos músculos, cuyo nombre he tenido que buscar en internet, los llamados serratos mayores.

Por supuesto hice una parada en el ya clásico escaparate del Horno de San Onofre, y confieso que no me atreví. Los merengues orgullosos eran enormes, así es que me decanté por una tartaleta de chocolate negro que estaba para chuparse los dedos.

El centro de Madrid se convirtió en un maravilloso y enriquecedor escaparate de la diversidad. La homogeneidad del sarao estuvo a cargo de la cartelería que empapelaba el barrio.

El cartel más repetido era el de un macizo a lo marinerito, de musculoso cuerpo aceitado que anunciaba un resort gay en Mikonos (confieso que me dio coraje, yo esperaba la versión Pitiusa). Ese era por así decirlo, el más amable. El resto de la publicidad que se repartía entre los viandantes eran de todo menos sutil. Variaba desde el más puro estilo "comiquero" de los cincuenta (véase el cartel adjunto) a otros como el que anunciaba la "Banana Pool, The main pool party", donde dos efebos embutidos en sus mini-trajes de baño, con unos abdominales más que marcados, sujetaban con su mano izquierda un plátano a medio pelar rebozado en purpurina. Pero eso no es todo, al cuello lucían sendos carteles colgados con las leyendas "Suck it" y "Peel it", en ese momento se me ocurrieron muchos adjetivos menos romántico pero aún no sé porqué.
Y mientras todo esto pasaba por mis manos, solo me venía el título de la novela de Jane Austen, "Pride and prejudice". ¡Yo soy así!.


Amor por la tildes

He vuelto a abrir los ojos en el Santo Reino. Estaba yo contrariada en los últimos días por mi vagabundear prescrito pero fue alzar los ojos, encontrarme con este hallazgo y esbozar una sonrisa. Simplemente me dio por pensar el amor que el fabricante del rótulo o el dueño del bar debían tener por las tildes. Pues nada, ¡¡¡vivan las tildes!!! 
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domingo, 29 de junio de 2014

Salsa para chuchos

Una piensa que lo ha visto todo en el supermercado pero no. Cuando voy con tiempo al súper suelo ir ojeando los estantes y haciendo recuento de los nuevos productos que mi tendero trae.

He de confesar que la sección de animales no es una de las que revise muy a menudo, me cuesta entender que esta sección se expanda en detrimento de otras. Mientras ésta crece y crece, el último informe de Unicef desvela que en nuestro país hay un 27.5 % de niños en riesgo de pobreza. Ya sé que no tiene nada que ver pero siempre me viene a la cabeza la cantidad de "seres humanos personas" que pasan hambre y en concreto los niños. Cuando descubrí este producto que aparece en la foto, no podía creérmelo, salsa para hacer más sabrosa la comida de los perros.
Ni lo entiendo, ni lo quiero entender. 

PD. La sesión fotográfica tuvo lugar en el mismo súper. No hay nada que un pañuelo y un móvil no puedan conseguir.

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martes, 8 de abril de 2014

Los AC/DC barrocos

Acabar un concierto de música "culta" con la mano en alto, haciendo la señal de los cuernos, al tiempo que se canta Highway to hell de AC/DC tiene un efecto sanador. 

Vamos, que se le queda a una el cuerpo bastante relajado. Si la pieza está interpretada por una guitarra acústica, una viola de gamba y un tenor pues ya es un desmelene total.


Hace unos días, fui testigo de la interpretación a palo seco del espectáculo “Barrockeros”. Un híbrido entre música del barroco y música rock. Fue a palo seco porque no utilizaron ni el decorado ni el vestuario que usaron los intérpretes para su presentación en Las Naves del Matadero de Madrid el noviembre pasado. El discurso que hilaba la historia se perdió pero la música, además de sublime, fue bailable.

Cuando José Manuel Zapata, el tenor, interpretó una bella tonada de  The Cure con un pito de caña a lo chirigota en la boca, fue la locura. El “Ne me quitte pas” de Jacques Brel mordiendo un chusco de pan fue hilarante. 

Y los músicos, el prodigioso Juan Francisco Padilla y Rubén Rubio, además de melenudos estuvieron genial. Los vi el año pasado con Ara Malikian pero en esta obra tuvieron que cantar y hasta bonita voz y entonada tienen. 

No soy muy objetiva porque en ese desgranar canciones de sendos mundos musicales, interpretaron a cuatro manos y una sola guitarra una pieza de Couperin, que simplemente nos dejó sin aliento. Un lujo para una espectadora como yo que no tiene ninguna aptitud musical, salvo el de tararear la canción de cierre y además mal.





jueves, 13 de febrero de 2014

David Trueba o como "encantar" a una sala

El martes de la semana pasada fui al cine a ver Vivir es fácil con los ojos cerrados, justo cinco días antes de que la película ganara todo lo ganable en los Premios Goya. Me pareció tan amable que me sorprendió gratamente lo obtenido, la verdad.

Después de la sesión, hubo una larga y distendida charla con el director David Trueba y la protagonista femenina Natalia de Molina. Bueno, la chiquilla es todavía muy chiquilla y la embarga la timidez pero hizo lo que pudo. La velada se convirtió en una de esas oportunidades maravillosas que pasan en el Santo Reino a costa de la iniciativa Encuentros con el cine español. El año pasado estuve en la sesión del hermano mayor, Fernando y ahora en la del menor. Es cuestión de estar informada y correr como una loca a la taquilla para sacar el boleto que tan solo cuesta 1.50 € e incluye al director en carne y hueso al final de la proyección.

Mi compañero el Filmlover sentenció que la historia no era creíble, y yo dije ¿y por qué ha de ser creíble? ¿no puedes simplemente disfrutar de la historia sin más?  Pero lo más curioso es que las tres historias tienen una base real y no solo la conocidísima historia del profesor de inglés de Cartagena.

Trueba nos narró como un encantador de serpientes de donde sacó la historia del joven que se larga de casa antes de cortarse el pelo o las diferentes historias de algunas féminas que tuvieron que enfrentarse a una situación de un embarazo inesperado en los años 60-70 y como construyó la historia de Belén. Pero pese a la realidad existente a mi compañero el encuentro entre los personajes no le safisfizo. A mí, me encantó. Supongo que es porque a lo largo de mi corta vida he ido coincidiendo con gente muy dispar que te acompaña en una parte del camino o porque simplemente disfruté del cuento y no saqué papel y lápiz para analizar el relato.

La película no deja de ser un tebeito que diría mi Santa. Es una comedia que se ve con bastante alegría y que al acabar te deja no solo el cuerpo en muy buen estado sino una sonrisa en los labios y algunos mensajes bastante potentes, eso sí para el que quiera tomarlos. Es más, yo diría que es hasta terapéutica y es española. Lo que a muchos les debe provocar un sarpullido y a mi me da risa.

Pero yo, me quedo con el verbo fácil de David Trueba, su agilidad mental y la cercanía de un señor que cuando iba caminando por el pasillo central hacia la pantalla para iniciar el coloquio, iba tarareando la canción de la Guerra de las Galaxias. Si hombre, la de chanta, tatatachaaaaanta...


domingo, 19 de enero de 2014

Lumbres de San Antón y "pásate al vapor"

"Pásate al vapor" es el eslogan de la última octavilla de publicidad que me han dejado en el parabrisas de Leo, es de una marca de cigarrillos electrónicos. Si hace un par de años los establecimientos de compra de oro se pusieron de moda, ahora es todo este rollo del pitillo recargable . El Santo Reino se ha visto invadido por esta plaga y lo más divertido es que los señores lucen colgado del pescuezo el susodicho aparatito. Me recuerda a esa época, fácil hace más de 10 años, donde los modernos llevaban ese santo laico que era la memoria USB sobre el pecho sustituyendo al Cristo de Dalí. ¡O tempora o mores!


Las prohibiciones de uso en establecimientos públicos no se han hecho esperar y dentro de poco las tiendas que venden vapor se dedicarán a la nueva modernidad que nos de por adoptar. Pero no todo es modernidad, el Santo Reino continua volviendo la vista atrás y reviviendo sus tradiciones analógicas, ¡gracias a Dios!. Y esta que voy a contar no tiene nada que ver con el vapor, pero si con el humo, "las lumbres de San Antón".

Como es sabido, San Antón se celebra el 17 de enero y es según el refranero popular el último día de Pascua. Aquí es un día laborable pero la víspera es muy festiva. La ciudad se echa a la calle, primero a correr "la San Antón" una carrera nocturna con un circuito urbano de 10 kms. Mientras, la Capital se ilumina y se llena de humo, no para conjurar a la peste (que hubo un tiempo en el que se utilizó el remedio) si no para celebrar.

Los barrios prenden sus lumbres en honor al santo y con la excusa, los vecinos se reúnan a su alrededor a pasar un rato juntos. La investigación y la tradición cuenta que en este día se hacían rosetas de palomitas, se asaban calabazas en las mismas lumbres y se repartía mistela. Los allí reunidos se cantaban sus coplillas, llamadas melechones, donde a modo de sátira se criticaba la situación social, vecinal o política. Mi experiencia en este día es que las rosetas se han sustituido por bolsas de palomitas industriales, y la mistela  por sangría y vino moscatel. Los gustos cambian pero me temo que la cara de los niños al ver el espectáculo del fuego debía ser la misma desde hace un par de siglos. Lástima que no escuché ningún melenchón, es más en la lumbre de mi barrio había instalado un equipo de sonido atronador, pero no descarto que a altas horas de la madrugada se arrancaran con la guitarra, mis vecinos son bastante animados para este tema. Un poco más tarde, los veinteañeros acudían a la lumbre con los aparejos típicos del botellón. Seguramente sea el botellón más calentito del año.

Y como las costumbres están hechas al parecer para que el ayuntamiento las cambie,  pues este decidió que por la previsión de lluvia se retrasara un día, cosa que enfureció a los puristas de las lumbres que después de la carrera tuvieron que esperar 24 horas para prender sus ramones en mitad de las plazas de la ciudad.

Esta festividad no solo se celebra en la capital, en distintos pueblos de los alrededores tiene mucha tradición, así como en la explotaciones olivareras. No en vano, era una fiesta que se celebraba además para romper la monotonía de la recogida de aceituna. Una temporada que comienza por el Día de la Inmaculada y que acabará en un mes aproximadamente. La leña de estas lumbres no es otra que los ramones de los olivos y al estar más verde de lo que debieran, desprenden una gran cantidad de humo.

Si no te conformas con lo que han visto mis ojos, que espero que no, te recomiendo leer el artículo La lumbres de San Antón en Jaén: hibridación cultural y contexto urbano de José Luis Anta Félez, profesor de la Universidad de Jaén.

jueves, 9 de enero de 2014

Fui a México y volví

Cuatro años, he esperado cuatro años para escribir esta entrada y por fin se ha cumplido.
Todo tiene su tiempo y por fin volví a casa. Estuve con los míos, amé, reí, lloré, recé, devoré, canté, hice pulseras, tomé la lección, visité a "La Guadalupana", agradecí a mi San Juditas la vida que he llevado este tiempo, besé a los amigos, comí pastel de elote, maldije a Iberia, desayuné en "La Parroquia", aprendí mucho y sobre todo me sentí tan querida, tan querida que solo por eso mereció la pena volver.

He de reconocer que el no cruzar el Atlántico en este tiempo me había desentrenado bastante a la hora de hacer las maletas y más ahora, que la maravillosa aerolínea te cobra la segunda maleta, pero ya está aprendido. Lo segundo que aprendí antes de llegar es que nunca hay que pedir comida vegetariana en el avión, porque como decirlo... desayunar una ensalada de lechuga, maíz y pimiento crudo pues como que vegetariano es, pero sabroso, lo que se dice sabroso no es, también aprendido. Y lo tercero detectado es que me sigue poniendo nerviosa el tráfico de quesos manchegos. Por lo demás, me faltó tirarme al suelo en el aeropuerto del DF y besar el suelo, estuve en un tris de hacerlo pero las rodillas después de 12 horas sentada no me respondían lo esperado, creo que estoy "madurando".
Más cositas mexicas en próximas entradas.
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