lunes, 2 de marzo de 2009

El Mar Caribe en el Distrito Federal

Una que es así, decidió el fin de semana dedicarlo al deporte y al arte pop. Lo del deporte, obligada por la agujetas que me gané el jueves haciendo una cosa que se llama Body Pump y que es como la antesala del infierno.

Mi principal objetivo era ir a la exposición de David Lachapelle, cosa que conseguí y disfruté, salvo por el dolor al bajar las escaleras. Nunca pensé viajar más allá de donde el metro me llevara, pero he ahí mi sorpresa que acabé a orillas del Mar Caribe, concretamente debía ser la famosa Isla de la Tortuga. Las afueras de las tabernas estaban repletas de bucaneros, piratas, todos ellos corsarios al fin. No se veían patas de palo, ni parches en los ojos, ni tan siguiera aretes y garfíos pero estoy seguro que eran piratas.

El ron y las especias se habían convertido en CDs y DVDs de software. Los aguerridos marineros apoyados contra la pared pregonaban sus mercaderías ayudados por un listín de esos que se utilizan para almacenar tarjetas de visitas. Si el precio era satisfactorio, que a todas luces debe serlo, salían corriendo a no sé donde y volvían con el CD solicitado y con garantía de devolución.

No imagino como eran los negocios en Isla Tortuga pero las caras de "facedores de entuertos" tenía que ser bastante parecida a la de estos modernos bucaneros.

Por cierto en los kioskos de la zona encontrabas los manuales de las aplicaciones en versión pirata.

Tan solo me faltó escuchar aquello de "Ron, ron, ron la botella de ron".

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