Esta vez lo de "Fui" y "volví" tuvo su gracia. En principio deseché la idea de hacer un "Molcajete Travel", por eso de que iba con unos amigos y no se merecían tanta espontaneidad, sin embargo el destino y Ryanair convirtieron nuestro regalo de Reyes en un Molcajete British Tour.
Salimos de Madrid con retraso y nunca aterrizamos en Londres, la compañía nos derivó tras estar sobre volando Londres por espacio de hora y media a Bournemouth, localidad costeña al sur de la isla, a unos 170 km de la capital. La verdad es que no está demasiado lejos si no tenemos en cuenta las variables que jugaron en nuestra contra ese día.
Cuando aterrizamos eran las 11.30 de la noche, el transporte público se había terminado, Ryanair no dispuso ningún operativo para realojar o transportar a los pasajeros, tan solo una amable señorita que dijo que nos buscáramos la vida y por supuesto el mayor temporal de nieve que asolaba la isla desde hace 30 años. Pues bien, esto no nos detuvo y a las cuatro de la mañana estábamos metiéndonos en nuestra camita en el maravilloso barrio de Bermondsey en el Southwark londinense.
El resto de los días fueron, té, nieve, pañuelos del moco, té, arte, frío, mucho arte, mash potatoes, jamón de bellota, el meridiano de Greenwich, Lady Gaga, paracetamol en vena, más té, Tate Modern, "no siento las piernas", té, aire y por fin "dónde co... está la autovía para llegar a Gatwick".
Un viaje genial, divertido, instructivo, gélido y muy "molcajete tour". He prometido volver con mi amiga Labraquet.
Pero Londres es una ciudad para verano, como las bicicletas.
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