martes, 31 de marzo de 2009

De ombligo a ombligo

Ayer recordaba a Gila y su sketch donde relataba como había hecho un viaje con su señora por toda Europa en un tiempo record.
Comencé el día desayunando un matecito y unas tostadas y lo pagé en soles. Comí una hamburguesa con patatitas y una "extinta" mirinda de naranja por algo más de 5.000 colones. A media tarde me agarró la sed y compré una botella de agua en quetzales y la cena por fin, fue en pesos en casita.
Un largo viaje desde el "ombligo" del mundo hasta el "ombligo" de la luna.
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jueves, 19 de marzo de 2009

Los solteros no son felices

Todas las mañanas paso por delante de un comercio que está especializado en bodas. Puedes organizar tu casamiento con ellos, desde comprarte el vestido, bordar unas pantuflas con tus iniciales y las del susodicho, hacer las invitaciones (atención puedes meterla en una botella, en plan Naufrago), alquilar el mobiliario o reservar el restaurante para celebrar el banquete, lo puedes hacer todo. Un servicio integral según su página web, lo cual facilita bastante la vida a los contrayentes.

Lo más curioso es el cartel que hay debajo del telefonillo que permite el acceso "solo se permite el acceso a personas que desean ser felices".
¡Chin! Se han cargado de un plumazo el anhelo legítimo que tienen los solteros de este mundo de perseverar en su estado civil. Por cierto, para muchos es la clave de su felicidad.
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jueves, 12 de marzo de 2009

Seguiremos intentándolo

Siempre he querido salir en la lista de las personas más ricas del mundo que publica Forbes, como en años anteriores tampoco lo he conseguido. La verdad es que después de la polémica que se ha desatado en México por la aparición en la misma de uno de los mayores narcotraficantes del mundo, Joaquín "El Chapo" Guzmán, me conformo con redactar la lista de la compra.
"El Chapo"ostenta en el puesto 701 y no es el primer capo que aparece, hace años estuvo incluido Pablo Escobar.
La pregunta que se hace la autoridad mexicana que lucha contra el narco es cómo Forbes ha llegado a cuantificar la fortuna personal de este señor, y yo simplemente me pregunto ¿cuáles son los parámetros para estar incluido en la lista?
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miércoles, 11 de marzo de 2009

"Yerberas" y Feng Shui

Una de esas locas asociaciones que a veces hago me han llevado a buscar una relación entre las famosas "yerberas" de los mercados mexicanos con el feng shui oriental. Técnica milenaria que me trae a la cabeza, sin ningún criterio y sin ningún estudio sobre el tema, muebles bajitos y blancos, ausencia de esquinas, macetas solitarias con orquídeas huérfanas y todo ello sabiamente orientado.
Sigo con esta conexión loca, ténganme paciencia. Hay algo maravilloso en esta parte del mundo que a los más incrédulos nos vuelve receptivos a ciertos usos y costumbres relacionados con la fe (ver significado 3). Me refiero a la conjura de la mala vibra, por supuesto previamente hay que admitir su existencia y esto se me resiste un poquito más, de momento. Pero estas fantásticas mujeres evocan una vuelta a los orígenes, a la farmacopea natural y a ciertos ritos chamánicos.
Si te duele algo, las yerberas tienen solución a multitud de dolencias a través del pertinente "tesito" de manzanilla, pasiflora o de jamaica, friegas con aceites olorosos o cataplasmas (he recuperado esta palabra en mi vocabulario).
Por supuesto, es conocida también su preparación en ahuyentar a los malos espíritus de casas, personas y demás, ahí es donde aparece el concepto oriental que da título a esta entrada que es universal puesto que una costumbre española, y si no que se lo digan a nuestras abuelas, consistían en jalbegar la casa para espantar el espíritu del "difunto".

Pues bien, no hace falta que se muera nadie para ser objetivo de sus consejos, simplemente basta cambiarse de casa para necesitar de sus servicios y conocimientos botánicos. Con la adecuada mezcla de principios activos que la madre naturaleza proporciona, es decir con las "yerbas" apropiadas y la fe necesaria en esto, claro está, y un bote de pintura, el espíritu de los anteriores inquilinos desaparece de tu casita y a vivir que son dos días.
Por cierto, mi predecesores en la casa eran una pareja de daneses...estaré alerta por si aparece la Sirenita.
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lunes, 9 de marzo de 2009

Vulcan surf en Izalco

Nunca antes había subido a pie un volcán. El Teide y el Pichincha no cuentan, me los eché en teleférico. El destino había reservado mi "virginidad" volcánica para El Salvador y en concreto para Izalco.

El azar quiso que conociera a un fantástico guía y mejor compañero de camino quien me desveló todo lo divino y humano de este titán de azufre y tímidas y penitentes fumarolas. Un volcán estromboliano nacido en 1770, joven y considerado activo aunque en fase de descanso, como muchos púberes.

Izalco junto a Cerro Verde (volcán extinto con una vegetación exuberante) y Santa Ana (volcán activísimo que erupcionó por última vez en 2005) forma parte de un trío llamado el "Complejo de los Volcanes".

Para poder ascender nuestro objetivo antes has de descender el Cerro Verde gracias a los mas de mil escalones de campaña maravillosos, al menos al bajarlos, de esos hechos con troncos y pura tierra entre una vegetación que corta el aliento. Cuando finaliza el descenso solo te queda echarte un traguito de agua y ajustarte los machos para salvar todas y cada unas de las miles de rocas porosas estilo piedra pómez.

Con el paso de los años, los responsables del parque han hecho un pseudosendero en zig-zag que si no estás bastante alerta sueles abandonar. Normalmente te das cuenta cuando comienzas a parecerte a las cabritas de Heidi y subes acariciando cada guijarro con pinta de estar bien anclado. En este punto las conversaciones cesan, tu espalda empieza a sudar y el viento se entretiene en arrancarte insistentemente la gorra. Es en ese momento cuando miras a la cumbre y te das cuenta que te enfrentas a una pared casi vertical que según la Red mide alrededor de 650 metros y entonces el milagro se obra, desaparece de mi mente Silvio Rodríguez y comienzo a preguntarme si no hubiese estado mejor organizar una mañana en la playa. Creo que no, me siento tan insignificante y frágil que esa sensación de desamparo me hace sentirme realmente viva, sentimiento que sé que se acrecentará al día siguiente cuando me duelan los gemelos y los cuádriceps. ¡Cómo me gusta ese dolor!

Y de pronto el jadear se detiene, el corazón que llevas oyéndolo en la garganta durante la ascensión se calla, la sudada se detiene...hemos llegado. La vista de 360º es fantástica, reafirma tus temores de que eres una ínfima parte "feliz"de todo aquello, "feliz" pero ínfima. Una se siente sobrepasada por los elementos.
La sensación de felicidad es plena y fácil de conseguir: unas cuantas horas caminando, sentirte al calor del forro polar, el viento "necio" revolviendo tu cabellera, una diminuta galleta de chocolate y contemplar la grandeza "casi" total de este país tan "cariñoso". Pero esta felicidad no presagiaba lo que este volcán "perfecto" nos tenía preparado, el descenso.

El sendero que seguimos a la hora de subir nos fue vedado, es decir que no hubo manera de identificarlo. Así es que si queríamos bajar sin peligro solo había una solución, bajar a las bravas. Algo bastante sencillo, hacerlo en perpendicular a la pendiente, como si surfearás pero sin tabla, solo tus botas, esa era la gracia. Baste decir que el descenso fue rapidísimo aunque no carente de parte de su riesgo, por eso de los pequeños desprendimientos de sedimentos y los raspones en mis esbeltas piernas de modelo de pasarela. En algunos momentos, según iba dejándome caer tenía enterradas las piernas hasta las rodillas. No daré más publicidad del necesario al papel desempeñado por mis "hermosas" nalgas, solo decir que dos días después he descubierto un rastro de mi paso por allí en forma cónclave cardenalicio (leer significado 2) . El descenso fue "concentrado" por el avance real en metros por segundo, porque has de no perder la vertical, no remover las rocas que van quedando a tu espalda y no lastimarte en exceso.
Aún nos quedaba lo más penoso, subir el Cerro Verde y su millar largo de peldaños. Pero cuando todo estaba perdido, el verde trajo algo de frescor y la conversación volvió y con ello el goce. Y por fin llegamos a la cumbre, sudados, con el cuerpo lacerado y rotundamente felices.


De vuelta, Robert Smith y su banda a todo volumen.

Gracias.

domingo, 8 de marzo de 2009

Fui a El Salvador y volví

Una servidora, que tiene un interés desmedido por conocer lugares, gentes y ver el escenario de episodios históricos, acabó en El Salvador esta semana pasada.
Por primera vez fui sin guía turística, por una razón bastante sencilla, no encontré. Es curioso pero en México encontrar una guía de turismo, actualizada, de algún país de América Latina y en castellano, es misión imposible. Resulta contradictorio ya que la sombra alargada de México invade todos los aspectos de El Salvador, el habla, la televisión, la comida, la música. ¡Qué lástima la tortícolis de México!

Así es que entré en Internet, leí los posibles altos en mi camino, apunte un teléfono y me trepé al avión. La distancia entre el DF y San Salvador, según el oráculo, es de aproximadamente 1.234 kms, una hora y tres cuartos en avión. Realmente tardé más en el viaje al aeropuerto y en la espera, ya que salí de mi casa a las 8:30 y mi avión salió a las 12:10h.
Este viaje se convirtió en una "cita a ciegas" con un país cariñoso, entendiéndose por pequeño y dulce. Este cariño facilita subir un volcán por las mañanas y bañarse en las playas de arena negra finísima un ratito después.
Su gente es muy amable; su gastronomía, deliciosa y el clima especialmente favorable según los entendidos, estos echaban en falta la neblina.

Solo una cosa perturbó mi estancia y era el soniquete de una canción de Silvio Rodríguez que no paraba de tararear. Sí, esa de "la era está pariendo un corazón..." Pero chiquillo, no acababa de parir, tan solo me venía a la cabeza el inicio del estribillo.

No os perdáis la próxima entrega "Vulcan surf en Izalco".
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lunes, 2 de marzo de 2009

El Mar Caribe en el Distrito Federal

Una que es así, decidió el fin de semana dedicarlo al deporte y al arte pop. Lo del deporte, obligada por la agujetas que me gané el jueves haciendo una cosa que se llama Body Pump y que es como la antesala del infierno.

Mi principal objetivo era ir a la exposición de David Lachapelle, cosa que conseguí y disfruté, salvo por el dolor al bajar las escaleras. Nunca pensé viajar más allá de donde el metro me llevara, pero he ahí mi sorpresa que acabé a orillas del Mar Caribe, concretamente debía ser la famosa Isla de la Tortuga. Las afueras de las tabernas estaban repletas de bucaneros, piratas, todos ellos corsarios al fin. No se veían patas de palo, ni parches en los ojos, ni tan siguiera aretes y garfíos pero estoy seguro que eran piratas.

El ron y las especias se habían convertido en CDs y DVDs de software. Los aguerridos marineros apoyados contra la pared pregonaban sus mercaderías ayudados por un listín de esos que se utilizan para almacenar tarjetas de visitas. Si el precio era satisfactorio, que a todas luces debe serlo, salían corriendo a no sé donde y volvían con el CD solicitado y con garantía de devolución.

No imagino como eran los negocios en Isla Tortuga pero las caras de "facedores de entuertos" tenía que ser bastante parecida a la de estos modernos bucaneros.

Por cierto en los kioskos de la zona encontrabas los manuales de las aplicaciones en versión pirata.

Tan solo me faltó escuchar aquello de "Ron, ron, ron la botella de ron".

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