Leo en la prensa digital que ha dimitido el director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Cosa que me ha sorprendido por la fecha, yo hubiese esperado que fuera más entrado el verano. Ya se sabe, que la gente estuviera de vacaciones y la nota muriera en el día. Además me sorprende que coincida con los datos del paro y que gracias a Dios, sea estacional o no, son positivos. Dicho esto, el titular del paro se va a ver relegado por el tema del CNI. No sé si es falta de vista de la gente de comunicación de Defensa o mala leche del Dire. Pero como soy un poquito desconfiada, estoy esperando alguna noticia más gorda que tenga la fuerza suficiente o bien para desactivar el impacto mediático o para que la dimisión opaque la verdadera noticia.
De vuelta al dimisionario, entiendo que fuera él el que apareciera en el BOE como titular de dicho Centro y se partiera el rostro en la comisión de secretos oficiales del Congreso. Pero tengo que confesar que me da pavor que este señor sea realmente el que dirigiera a nuetro "secret service" y que entre su técnicas incluyera el uso del polígrafo (risas).
No entro a polemizar sobre si las acusaciones que han surgido entorno a su persona sean verdaderas o falsas, habrá que esperar por aquello de la presunción de inocencia. Ahora bien, que no supiera atajar esta letanía de descrédito personal, deja en entredicho la falta de inteligencia emocional que un director del Centro Nacional de Inteligencia debería tener. Aquí no sirve el latigillo militar de "se le supone".
Creo que el verdadero Súper de la Tía no era Sáinz pero si así fuera me gustaría conocer las verdaderas razones de los espías de poner el ventilador dentro de La Casa. Siempre pensé que en la Cuesta de las Perdices corría el airecito.
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