En unas horas llega Obama a México y adivinen... estará 24 horas en el país, al parecer es una superdeferencia (cosa que agradecemos) pero esto no es lo importante. Lo verdaderamente importante, lo periodísticamente importante es la cercanía al lector y en esta ocasión, esa cercanía es literal. Obama se alojará en un hotel que está al final de mi calle.
Por supuesto que no lo veré, pero he sucumbido y esta misma tarde me he acercado caminando hasta el hotel para poder ver como está el ambiente y buscar a los del servicio secreto.
Desde una cuadra (sig. 8) antes del hotel estaba sembrado de policías con sus vallas incluidas. A cierta hora. la boca de metro más cercana se ha llenado de "lecheras" y gran cantidad de mexicanos trajeados con botón en la solapa del Águila Méxicana. Para que el espectáculo fuera completo tan solo faltaba que en lugar del charro con los caballos que hay en la rotonda frente al hotel estuviera "La Cibeles".
La parte divertida o al menos curiosa es como los boleadores se afanan en lustrar las botas de los policías que custodian los accesos al hotel. ¡Ay caray! ¿serán estos los de la secreta?
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