El buzón de mi casa es un stargate que dirían algunos. Aunque ha empezado
a flojear desde que las compañías de servicio se han pasado al lado negro de la factura electrónica. Ahora tan solo me escribe el ayuntamiento anunciando que me van a pasar el recibo de la basura, el del IBI y demás alegrías municipales y por supuesto, la compañía de seguros del coche, que puntualmente me envía una revista de lo más entusiasta para alguien como yo que le cuesta encontrar el depósito del limpia cristales. Pero no todo es tan triste, gracias a la crisis ha vuelto el auténtico y genuino marketing off line y espero que para quedarse porque te da alegrías como la de esta entrada.
Ya nos había escrito el distribuidor el gas y esta vez ha sido el peluquero de caballeros del barrio. Se ha marcado una publicidad que no deja indiferente. Raúl Gómez nos ofrece un descuento de medio euro que dada la situación actual, no es de echar en el olvido aunque la cuartilla publicitaria sea para olvidar.
El sr. Gómez, el galán de esta entrada, tiene cara de ser una excelente persona y no me cabe duda que su estilismo es de lo más estudiado pero dado que se dedica a lo que se dedica, como que yo, la foto la hubiese puesto de la puerta de la peluquería. No por su corte de pelo transgresor, que nooooo. Es que en el barrio hay más peluquerías que bares y eso en este país es bastante raro.
Para que nos demos cuenta de que nada es casual, nos informa de que el aparcamiento es gratuito de 14 a 17 h., que es exactamente las horas que la zona azul deja de estar operativa. Yo, porque no tengo una pasión desmedida por el corte de pelo a lo Yul Brynner, que si no, me acerco a conocer personalmente a este caballero porque su publicidad me ha conquistado.