sábado, 16 de abril de 2011

Pasar hambre y ser multado en Perú

 El domingo pasado, Perú vivió la primera vuelta de las elecciones a la presidencia del país. Los dos candidatos que pasaron a la segunda ronda fueron Ollanta Humala, próximo a Chávez, y la hija del expresidente y convicto Alberto Fujimori, Keiko Fujimori, de quien se especula que libertará a su padre en el caso de llegar al poder. Hasta aquí todo latinoamericanamente normal, pero la ley peruana obliga a votar so pena de multa. No, no es voluntario pero además este sistema adolece de que los candidatos no sean de altura, pero todo no se puede (perdón, esta premisa se suele cumplir a nivel mundial.  No es patrimonio de este proceso electoral).

Hace unos meses, cuando Vargas Llosa ganó el Nobel, deseé ser peruana de nacimiento pero llegué a la conclusión de que a estas alturas, era del todo imposible. Ahora entiendo que la recompensa por no serlo estaba en camino, haberme ahorrado  entre 4 y 17 euros de multa.

 No es un tema menor este de las sanciones porque, pese a que la economía lleva unos años de crecimiento y es una referencia para la región, Perú cuenta con un sector de la población que malvive incluso dentro de la pobreza y si no, solo hacer falta echar un vistazo a la Ley Nº 28859 donde se han tabulado las multas en relación a la Unidad Impositiva Tributaria vigente (UIT) y se ha clasificado a la población entre ciudadanos que habitan en distritos no pobres, pobres no extremos y pobres extremos.

Me queda claro que la ley electoral peruana no te reconoce el derecho a la abstención e intento respetarlo pero es como decir a la gente más humilde que tiene obligatoriamente que elegir entre el hambre y el ayuno involuntario y me temo que contra eso, me rebelo.
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