Mi mantra en los últimos años era "menos mal que nos queda Portugal". Me lo repetía periódicamente para poder sobrellevar, a nivel anímico, lo que tenemos encima al otro lado de la Raya. Pero ayer se truncó todo, no por la burbuja inmobiliaria que no han tenido, pero sí por el precio del dinero y la deuda que les ha comido. Desgraciadamente están como lanchita en pleno hundimiento del Titanic, esperando un rescate.
Para tranquilizarme recordaré a la última ganadora de GH, que ha dicho sin ningún pudor que no había ningún país en la Península Ibérica. Luego, Portugal al no existir, no tiene este problemón y con mucha suerte, España no lo acusará tampoco. Se me olvidaba la cantidad de activos lusos que tienen nuestros bancos ¡Me cachis en la deuda pública, el efecto contagio y las agencias de calificación!
Definitivamente nuestros gobernantes están a la altura de sus electores. Después de esto, ya tengo nuevo leit motiv ¡A callar y a remar!
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