Hacía mucho tiempo que Elcopista no me deleitaba con alguna de sus ocurrrencias, pero esta mañana de sábado (todas las mañanas invariablemente voy a su establecimiento a imprimir apuntes) me ha sorprendido de nuevo.
He confirmado la historia que advertí la semana pasada cuando al utilizar su computadora para abrir mis documentos, identifiqué en pantalla una imagen del Valle de los Caídos, en versión satélite. Por eso de sociabilizar, pregunté por el destino de su fin de semana pero me dijo no iba a salir que estaba preparando su estrategia para "recolectar" setas y digo bien, recolectar y no buscar, tal y como me puntualizó.
Elcopista, ese hombre que sincretiza las más antiguas tradiciones con los avances tecnológicos, es el mismo que utiliza un sonar para identificar los futuros pescados en sus tardes estivales en la costa murciana. Este individuo que encarna al cazador-recolector del siglo XXI se ha superado.
Ingenua de mí, pregunté si ahora los níscalos se detectan por GPS (imagino que las esporas no son detectadas por Google Maps o sí, quien sabe) y su respuesta fue sumamente acertada, "no, no se detectan aún por el GPS pero tengo memorizadas las coordenadas de donde encontré setas el año anterior, asi que no voy a buscar, voy a recolectar". Empecé con el rollo de donde estaba la magia de la búsqueda, el candor del hallazgo pero mientras buscaba un tercer argumento para desmontar su estrategia tuve que confesar que su sistema era práctico, rápido e imagino que eficaz, aunque carente de la nostalgia que encierra ver a los ojeadores con setas de mimbre y su cayado durante horas y horas peinando el monte. Pensándolo bien puede que sea una manera de inmiscuirse en la naturaleza lo justo y no destrozar a su paso todo.
Ante la palabra setas, solo puedo evocar los níscalos con patatas que se marca "mi Santa". No me atrevo a imaginarme como sabrán los boletus al GPS.
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sábado, 23 de octubre de 2010
GPS micológico
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