miércoles, 27 de octubre de 2010

Kafka en la ventanilla

No es una versión de un libro de Murakami. Es la situación que he vivido en la oficina de Correos de mi pueblo esta tarde, cuando he ido a comprar unos sellos para unas cartas que voy a tener que enviar en las siguientes semanas.

Puesto que el tamaño no era estándar, el franqueo que necesitaban no era el habitual, era de  39 céntimos. Hasta aquí todo normal, la sorpresa ha sido cuando la funcionaria de correos que ha sido rebautizada como Kafka, me ha informado que me tendría que vender los sellos de 45 céntimos, porque no tenía  de 39 céntimos y por supuesto, no había manera de hacer las combinaciones necesarias para llegar a la cifra exacta al más puro estilo Jordi Hurtado.

Y de pronto... sucedió.  Se abrió ante mí un agujero espacio temporal y me vi en la oficina de correos de mi colonia en el DF, donde los colegas mexicanos de mi Kafka postal tenían estas ocurrencias. La verdad es que la versión íbera no me ha hecho tanta gracia. Tras recuperarme del shock, me he preguntado por la diferencia entre un estanco y Correos, y he llegado a la conclusión de que el estanco de mi pueblo da mejor servicio. Es más, estoy por proponer que el verano que viene cuando cierren por la tarde las oficinas de correos y tengamos que recibir notificaciones oficiales, como este año, las despachen desde los expendios de tabaco mientras compras un "luky", el Hola o el abono transporte.

Para no ser cruel, he de reconocer que Kafka ha tenido dos geniales ocurrencias para subsanar este pequeño contratiempo. Una, la invitación a poner una queja y la otra, llevar las cuatro cartas de un golpe, franquearlas en la oficina con ese maravilloso sello de tinta color  azul Klein y dejarlas en ese mismo instante. Una solución muy eficaz pero que no cumplía con el principal objetivo de mi compra, que era la de poder diferir los envíos en el tiempo y desde cualquier buzón. Si es que solo se me ocurre a mí intentar comprar sellos en Correos.
.

sábado, 23 de octubre de 2010

GPS micológico

Hacía mucho tiempo que Elcopista no me deleitaba con alguna de sus ocurrrencias, pero esta mañana de sábado (todas las mañanas invariablemente voy a su establecimiento a imprimir apuntes) me ha sorprendido de nuevo.

He confirmado la historia que advertí la semana pasada cuando al utilizar su computadora para abrir mis documentos, identifiqué en pantalla una imagen del Valle de los Caídos, en versión satélite. Por eso de sociabilizar, pregunté por el destino de su fin de semana pero me dijo no iba a salir  que estaba preparando su estrategia para "recolectar" setas y digo bien, recolectar y no buscar, tal y como me puntualizó.

Elcopista, ese hombre que sincretiza las más antiguas tradiciones con los avances tecnológicos, es el mismo que utiliza un sonar para identificar los futuros pescados en sus tardes estivales en la costa murciana. Este individuo que encarna al cazador-recolector del siglo XXI se ha superado.

Ingenua de mí, pregunté si ahora los níscalos se detectan por GPS (imagino que las esporas no son detectadas por Google Maps o sí, quien sabe)  y su respuesta fue sumamente acertada, "no, no se detectan aún por el GPS pero tengo memorizadas las coordenadas de donde encontré setas el año anterior, asi que no voy a buscar, voy a recolectar".  Empecé con el rollo de donde estaba la magia de la búsqueda, el candor del hallazgo pero mientras buscaba un tercer argumento para desmontar su estrategia tuve que confesar que su sistema era práctico, rápido e imagino que eficaz, aunque carente de la nostalgia  que encierra ver a los ojeadores con setas de mimbre y su cayado durante horas y horas peinando el monte. Pensándolo bien puede que sea una manera de inmiscuirse en la naturaleza lo justo y no destrozar a su paso todo.

Ante la palabra setas, solo puedo evocar los níscalos con patatas que se marca "mi Santa". No me atrevo a imaginarme como sabrán los boletus al GPS.
.

domingo, 17 de octubre de 2010

Vamos camino del día de muertos

Sí señor, ya queda menos. El próximo día 2 de noviembre es día de muertos y por supuesto habrá calaveritas(1) para los cuates, altar de muertos con mi gente y espero que Lamadrileña se arremangue y nos prepare un delicioso pan de muertos para tomar con chocolate.

Después de esta declaración de principios, paso a exponer que  soy parcialmente favorable a la postura de la Iglesia Católica en cuanto a la no celebración de Halloween.
¿Pero qué es eso de celebrar ese rito pagano anglosajón que nada nos favorece a las que somos chaparritas, a las que el margaretastor nos provoca un sarpullido y a las que la calabaza solo nos entusiasma frita y con longaniza como la prepara Mousie? Pues eso, que me declaro en rebeldía que ni disfrazada de bruja ni de calavera, hasta aquí la postura afín a la Conferencia Episcopal. Ahora viene la divergente, y es que sinceramente vestida de santa a lo Santa Margarita María de Alacoque (con visiones incluídas, con todos mis respetos para la Santa) tampoco me veo.

La verdad es que creo que vivo en un eterno día de muertos porque no hay día que no me acuerde los míos y me provoquen una sonrisa. Es lo que tiene ser agradecida.
 .
(1)"Calaverita: verso festivo que a manera de epitafio se compone dedicado a personas vivas o bien presentándolas humorísticamente como seres de ultratumba, con ocasión del día de los Fieles Difuntos, el 2 de noviembre" en Diccionario de mexicanismos, Gómez de Silva, Guido. México: Fondo de Cultura Económica, 2001.
.

martes, 12 de octubre de 2010

Este hombre es una maravilla

"Tiene los espíritus mágicos más rápidos que existen en toda clase de magia espiritual y poderosa..."
Este es uno de los muchos atributos que adornan al vidente africano cuya publicidad cayó el otro día en mis manos. Este hombre es una joya y además es súper currante porque hace de todo, arregla temas de "trabajo, suerte, amor, salud, adelzagar, impotencia sexual... atracción de clientes a negocios" y demás,  y atiende desde las 8 de la mañana hasta las 11 de la noche.
La eficacia de su trabajo me cuesta un poco más de entender porque  asegura el 100% del resultado en 72 horas (para recuperación de parejas) y "todos los demás resultados 7 días como máximo". Imagino que es la versión del antiguo programa de Isabel Gemio a lo vudú.

Viniendo de "la nación más conocedora del budú en el desierto africano", mis respetos. Guardaré la octavilla por si alguno de mis conocidos necesita un trabajito de los de 72 horas.
.

viernes, 8 de octubre de 2010

¿A qué huele?...

...a miedo.
En CLM huele a miedo, o al menos eso es lo que denota la versíón de la  Pasión según San Mateo, cap. 26, versículos 70-72  que esta semana se han marcado el inquilino del Palacio de Fuensalida y el alcalde de la Ciudad Imperial. Lo mejor de todo es que, sin ellos quererlo, le están haciendo un favor a la Tercera Autoridad del Estado quien debe estar disfrutando del asunto. Esto no debería quedar aquí, pues  aún nos queda por conocer al protagonista del versículo 74 y no creo que tarde en aparecer en escena, o no debería.
Si no fuera por lo dramático de la situación económica del país y en concreto del terruño, tendría su gracia y me pediría hacer de figurante de la legíón romana.

P.D. A echar mano del N.T., pecadores.
.

domingo, 3 de octubre de 2010

Me siento algo sueca

Llevo toda la semana sintiéndome algo sueca, se lo debo a la vida que llevo y a Lady Gaga y su maravillosa canción Fernando. Supongo que uno de los objetivos de la artista era hacer un homenaje a ABBA y es precisamente a ese homenaje al que me he sumado. Me he dado cuenta de que  llevo desde el lunes pasado, tarareando la canción Dancing Queen pero en versión Elfavor.
Curiosamente, la tonada  me viene a la cabeza a la hora de la comida y suelo quedarme en la primera frase del estribillo que dice algo así como "Tupper Queen", young and sweet, seventenn y vuelta a empezar con el Tupper Queen a toda pastilla.

Mis compañeros de comedor no me miran bien, pero el bonito con tomate viajero que acarreo desde temprano bien merece este tributo sueco.
Por cierto, me he comprado una prima hermana, una melva. Amenazo con montar el Hit Parade de los túnidos.
.