No es que no tuviera nada que contar, es que no he tenido tiempo para contarlo. Pero he aprovechado mi silencio para observar y hete ahí que en estos dos meses mi vida ha cambiado de rutina y ahora paseo por Complutum a diario y al alba, un ejercicio bastante saludable que me agudiza los sentidos y me encanta.
Pues a parte de descubrir que los romanos ya la encontraron tan fascinante como una servidora, me he dado cuenta que al igual que en mi pueblo proliferan unos establecimientos que compran oro, y algunos hasta se han convertido en cadena con ocho establecimientos por las provincias de Madrid, Toledo, Cuenca y Ciudad Real. La verdad es que la cosa debe andar bastante mal cuando afloran estos sucedáneos del Monte de Piedad, si hombre el que salía en la canción de Clavelitos.
Me bombardean con una publicidad en amarillo chillón y me reclaman mis joyas, papeletas del Monte, plata o antiguedades. No sé, tendré que ponerme a rebuscar por casa si tengo algo de lo que solicitan, lo más divertido es que además tienen el servicio de "alquiler de joyas para bodas, comuniones, eventos,..." y "todas las joyas pasan un proceso de higienización" supongo que se han dado cuenta de la falta de cultura en cuanto a alquiler de segunda mano de objetos tan personal que tenemos los españoles.
La verdad es que pertenezco a esa generación que solo asocia el Monte de Piedad al nombre de una entidad bancaria madrileña, pero ahora que me pongo a pensar recuerdo perfectamente donde está en México, a un costado de Catedral y las colas tan grandes que se ven a su puerta a finales de mes.
Yo lo único que puedo hacer y ya he hecho es comprar un décimo de lotería del sorteo del Oro de la Cruz Roja, que como dice el eslogan "no es por el oro", pero también.
lunes, 7 de junio de 2010
Oro parece, platano es
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