En esta parte del mundo estamos en época de lluvias. Habitualmente esto se traduce en diluvios vespertinos. Una se acostumbra y organiza su vida de peatón en relación a este hecho, pero hoy es sábado y Jet lag me ha sacado de la cama. Estoy en la cocina con mi taza de Cola Cao, por supuesto importado por una servidora e Iberia, viendo amanecer y comprobando que la rutina pluvial se ha trastocado, está lloviendo por la mañana.
Hay una luz impropia a estas horas, estamos a 16ºC, la palmera de mi edificio reverdece por momentos, el aire se llena de ese olor a asfalto mojado, el smoke desaparece y las gotas de lluvia se quedan retenidas en los cables de la luz y del teléfono como si formaran un collar de perlas.
Esta joya, el agua, está poniendo en un brete a las autoridades de esta ciudad. Tenemos un promedio de lluvias de 7 meses al año, de las más altas del planeta, pero no se pueden captar porque los aztecas fueron los últimos ingenieros que se dedicaron a este tema. En la actualidad no existen infraestructuras de almacenamiento y tratamiento de aguas. Para simplificarlo, el agua simplemente cae y se va.
México vive sobre un mar de agua, recordáis la canción "Guadalajara en un llano, México en una laguna". De sus aguas subterráneas y cada vez más profundas se extrae cerca del 30% del volumen que se consume. El resto viene de presas que están en zonas alejadas.
Ya han empezado los cortes de aguas en la ciudad y el alcalde ha amenazado con cortar el agua a los que gasten en exceso y no la pagen, ¡qué novedad!
Ahora nos dicen que la culpa es la falta de cultura hídrica de los ciudadanos, que la malgastamos y qué gran verdad es esa, pero se olvidan que por mucho que yo controle mi consumo, mi collar de perlas sigue sin guardarse en un joyero.
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sábado, 25 de julio de 2009
Un collar de perlas
lunes, 20 de julio de 2009
Mi bisabuela, el cura y la luna
En 1969 mi bisabuela materna tenía 87 años. Era lo que se llama una dama venerable de moño plateado, de comunión y Pepsi Cola diaria y con una cabeza prodigiosa.
A través de la televisión Fercu que había en el salón de casa de su hija, contempló todo el espectáculo lunar y comenzó a operarse en ella un gran desasosiego. Mi madre recuerda como pasó el resto de la noche intranquila y aún por la mañana apenas probó su cafetito con leche antes de ir a su cita diaria de misa de 10, y como enfundada en su abrigito de verano y con su distinguido metro cuarenta de estatura, la abuela Cele descendió con sumo cuidado los cuatro pisos que le separaban de la calle y se marchó cabizbaja en dirección a su parroquia.
A su vuelta, sigue recordando mi madre, parecía rejuvenecida, había encontrado esa paz que le faltaba desde primeras horas de la tarde del día anterior. Se había confesado y había hallado consuelo pero ¿cuál debía ser el pecado de esta abuelita que acostumbraba a pasar la tarde oyendo la radio y quitando hilvanes? No creerse que el hombre había llegado a la luna.
Con esa edad había vivido la boda con intento de asesinato de Alfonso XII (cosa que siempre recordaba), la guerra civil y el alumbramiento de sus 9 hijos, la muerte de su marido y de varios de sus vástagos, y posteriormente viviría el nacimiento de su bisnieta, una servidora, pero no estaba preparada para el "gran paso para la humanidad" que se produciría ese día 20 de julio.
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jueves, 2 de julio de 2009
Ni pizca de aire: conjeturas y conspiraciones
Leo en la prensa digital que ha dimitido el director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Cosa que me ha sorprendido por la fecha, yo hubiese esperado que fuera más entrado el verano. Ya se sabe, que la gente estuviera de vacaciones y la nota muriera en el día. Además me sorprende que coincida con los datos del paro y que gracias a Dios, sea estacional o no, son positivos. Dicho esto, el titular del paro se va a ver relegado por el tema del CNI. No sé si es falta de vista de la gente de comunicación de Defensa o mala leche del Dire. Pero como soy un poquito desconfiada, estoy esperando alguna noticia más gorda que tenga la fuerza suficiente o bien para desactivar el impacto mediático o para que la dimisión opaque la verdadera noticia.
De vuelta al dimisionario, entiendo que fuera él el que apareciera en el BOE como titular de dicho Centro y se partiera el rostro en la comisión de secretos oficiales del Congreso. Pero tengo que confesar que me da pavor que este señor sea realmente el que dirigiera a nuetro "secret service" y que entre su técnicas incluyera el uso del polígrafo (risas).
No entro a polemizar sobre si las acusaciones que han surgido entorno a su persona sean verdaderas o falsas, habrá que esperar por aquello de la presunción de inocencia. Ahora bien, que no supiera atajar esta letanía de descrédito personal, deja en entredicho la falta de inteligencia emocional que un director del Centro Nacional de Inteligencia debería tener. Aquí no sirve el latigillo militar de "se le supone".
Creo que el verdadero Súper de la Tía no era Sáinz pero si así fuera me gustaría conocer las verdaderas razones de los espías de poner el ventilador dentro de La Casa. Siempre pensé que en la Cuesta de las Perdices corría el airecito.
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