El aprendizaje es como el amor, está en el aire que diría Paul Young. Cuando uno se acerca a la cafetería de mi centro de trabajo, lo que con toda seguridad va a aprender es geografía.
Esta semana, creo que la persona que diseña los menús del día tenía su vena Willy Fog y hemos tenido la oportunidad de elegir entre diferentes platos con apellidos toponímicos o lugares evocadores.
De primer plato, hemos podido tomar gazpacho andaluz todos los días, para que luego digan que no se hace patria. Además, el lunes ofertaban unas patatas a la baezana y el martes cocido también andaluz. No sé de qué se compone el susodicho pero si no te apetecía ponerte la mano en el "pesssho" podías elegir una chistorra aragonesa con patatas panaderas. El miércoles que pensaba que no, pues también, marchando una pipirrana de Jaén. El jueves, además del gazpacho, tuvimos una evocadora fideua marinera y para cerrar la semana, el viernes fue un dispendio de originalidad, en la carta había una ensalada tropical y arroz a la cubana.
Qué decir...una servidora ha elegido comer en casa y es que la verdad sea dicha, tan solo he comido un par de veces en el comedor, pero recuerdo con bastante nitidez unas patatas a la riojana que la OMS debería haber puesto bajo vigilancia.
Seguiremos de cerca a esta mixtura entre Tío Mac "el viajero" y Ferrán Adriá.